Los primeros años de vida son fundamentales para adquirir unos hábitos correctos además de modificar aquellos que están siendo perjudiciales y que se pueden detectar a través de alteraciones en el crecimiento, el rendimiento y en la conducta.

Además, de los diez factores de riesgo identificados por la Organización Mundial de la Salud como claves para el desarrollo de las enfermedades crónicas, cinco están estrechamente relacionados con la alimentación y el ejercicio físico. Por ello, es importante reflejar el valor que tiene invertir en salud desde edades tempranas.

Me comprometo a conseguir una alimentación correcta durante la infancia porque el organismo del niño se encuentra en crecimiento y en formación, razones por lo que es más vulnerable ante cualquier problema nutricional.

Al igual que se protege la salud del niño con vacunas, también se puede proteger con una buena educación que potencie el desarrollo de hábitos saludables desde la cuna y evite situaciones de riesgo. Prevenir es mejor que curar. Hacerlo desde la infancia es proteger la salud durante toda la vida.

 

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